Tenía claro que mi experiencia con el verraco influencer del dental no había sido satisfactoria, pero uno es del Atleti y partido a partido se consiguen las cosas y es que el Cholo es mucho Cholo y podría ser perfectamente un COACH del dental, y enseñarles muchas cosas a los nuevos dentistas y porque no a los viejos también. Ya me imagino al CHOLO empujando:

  • Chicos va, cirugía a cirugía.
  • Las cirugías no se juegan, se ganan en el quirófano.
  • Prefiero operar bien, que operar lindo.

Así que, cirugía a cirugía, pretendía encontrar en el mínimo tiempo posible un dentista de confianza.
La fase de paciente referido de Paco, el del curro, había sido un fracaso. La otra opción que tenía era buscar en Internet…pero ¿cómo? yo mismo me había dado cuenta que el hecho de ser influencer en Internet era una perogrullada. Es más, la curiosidad me había llevado a meterme en los foros de Facebook de los dentistas y convencerme del todo, que hay mucho “osado” operando y poniendo implantes. Y eso lo ví, sin ser experto, en un solo fin de semana.

Unos colgando su caso y otros cuantos (los de siempre o anónimos) opinando del mismo. – “pues yo hubiera hecho esto”, – “magnífico trabajo Doctor” (peloteando al master del universo dental),  “ Doctor ¿no le parece a usted que el implante del 35 está metido en seno? «…ufff que agobio por Dios, el que inventó este tema de los foros tendría que estar muerto o desterrado. Me di cuenta que la incertidumbre es total, pedir consejo por Internet en un foro de Facebook sobre el tratamiento de tu paciente…me parece muy fuerte y denota habitualmente la falta de profesionalidad y desconocimiento de alternativas clínicas que tienen algunos doctores. No se trata de compartir conocimiento, se trata de ser honesto con las limitaciones de uno sin pensar en “la gallina” que dejó de ganar preguntando “¿qué haría usted en mi situación?”.

  • Primero porque creo – supongo – que las radiografías que se cuelgan, pertenecen a una persona que seguramente no habrá firmado ningún consentimiento de uso de la misma en esos foros. Ósea denunciable salvo que un juez diga lo contrario.
  • Segundo porque entiendo que un doctor debe, para tratar a sus pacientes, apoyarse en su experiencia profesional, buscando lo mejor para ellos, seguramente  adaptándose al presupuesto que disponga el paciente y reconociendo que si no está especializado, ser honesto y derivarlo a un experto.

Ese fin de semana también me di cuenta en esos foros dentales, que había doctores a los que  les apetecía ver sangre y hueso…”venga líquido rojo por todos los lados, buenos colgajos, va que se vea todo bien” y esto me llevó a buscar alguien que me dijera si mi caso podía ser no tan agresivo.

¿Por qué me tenían que abrir la encía como se desuella a un tocino?
¿Por qué tenían que injertarme como los árboles con hueso sintético, de vaca, de cerdo o de un tío muerto coreano?
De verdad ¿mi caso era para hacerme eso?

Así que trasteando descubrí en internet el término “cirugía mínimamente invasiva” y leyendo un poco sobre el tema, me di cuenta que en el sector dental hay doctores que apuestan decididamente por eso, por intentar, siempre que sea posible, que una cirugía bucal sea lo menos agresiva para el paciente. Alguno encontraría en mi ciudad digo yo.

El término hace alusión a técnicas que permiten  reducir al máximo las complicaciones postoperatorias que sí que tienen, habitualmente, con la cirugía tradicional abriendo colgajo: hemorragia, dolor, inflamación, etc. Con eso se mejora enormemente el bienestar del paciente durante y tras la cirugía.

Así que dispuesto a todo, vi que aparecía una clínica que me decía que usaban unos implantes monofásicos de origen suizo que se llamaban KOS, y que normalmente los colocaban aplicando cirugía mínimamente invasivas.

El tema estaba claro, ya empezaba a tener más información, respecto al implante, un nombre y un origen. Lo que había leído en la guía “La verdad sobre los implantes dentales” que encontré en Internet, empezaba a tomar forma, si el hombre me transmitía confianza, si además la documentación era la correcta y podía operarme de forma no agresiva…blanco y en botella.

Y fíjate que lo del precio del implante ya lo vería, mi interés era caer en buenas manos, en las adecuadas.

Me dirigí a la clínica, el día y a la hora establecida, no tardaron mucho en atenderme, así que amablemente al entrar me presentaron al doctor, que iba a decirme como tratar mi caso.

De primeras una radiografía, revisión general, rellenar  un pequeño cuestionario y al despacho.

El dentista me dice que en mi caso, la mejor opción según su experiencia de 10 años en el sistema era colocar dos implantes monofásicos KOS para ese molar, que además no requería ningún injerto de hueso y que como era diente a extraer, me los colocaba al momento y que saldría con un provisional funcional mientras curaba y acababan la prótesis definitiva.

Y claro a mí me interesaba conocer, el origen, información adicional y la documentación a recibir y hete aquí que la gerente me saca un portfolio donde me dice, que como son una Clínica Certificada KOS (Kos Network Certificate), deben cumplir un protocolo establecido, donde me enseñaban; el certificado de la clínica y del doctor que me iba a operar, la documentación oficial sobre el implante, ISO, CE, certificado de conformidad y una copia del original presentado a la agencia del medicamento y una carta del técnico garante donde explicaba la trazabilidad del implante. Solo les falto enseñarme la cartilla de la mili. Pero me pareció genial. Cuanta más información mayor transparencia.

Yo no les había puesto un cuchillo en el cuello y directamente me enseñaron un pasaporte implantológico de la marca  KOS y me explicaron que ese era el DNI de mis implantes, con el que poder ir a cualquier sitio y conocer todo al respecto.

Pues tomaba forma la cosa y no había sido tan difícil ¿verdad?, pregunto  me contestan, tengo dudas me las aclaran, si cuestionaba algo me daban su opinión.

Me daba que empezaba a tener un dentista de confianza. A ver si iba a ser cholista como yo. Y es que los del Atleti nos buscamos y nos encontramos casi sin querer cirugía tras cirugía.